Todo se ha terminado. Como si de un suspiro se tratase, ha llegado este viento y esta lluvia que nos ha seguido durante nuestra Semana Santa y ha borrado de un soplo el trabajo y las ilusiones de todo un año. Hoy ha sido la rutina de cada día "normal", el volver a empezar de cada semana del año en la que no esperas ansioso el ver una cofradía en la calle, el nerviosismo de hacerte la ropa para acercar a tus imágenes hasta el corazón de Sevilla, ni la ilusión del niño por vestirse de la túnica de la Hermandad de su padre o de su madre.
Esta mañana a mi niña de casi 2 añitos no he sabido explicarle que ya se ha acabado, que no veremos mas nazarenos ni mas pasos hasta casi dentro de un año y eso que apenas ella ha visto lo que realmente es la Semana Santa. Espero que San Pedro se comporte para el año que viene y todos podamos de nuevo descubrir la grandeza de nuestra Semana Mayor.